noviembre 29, 2010

Ya llegó... 2 - Saliendo del clóset

No, no de ese clóset, sino de donde se guarda la ropa. Ahhh, mi clóset, terra ignota donde lo mismo cabe mi único vestido de coctel como mis aletas para nadar. Y claro, las aletas ven mucha más acción que el vestidito. Ya he comentado por acá que debido a mi estilo de trabajo y al lugar en donde vivo mi vestuario es más del tipo práctico-saca-de-apuros que elegante. Pero debido a los cambios en mi apariencia (que por fin me he decidido a aceptar) y a una bienvenida pérdida de peso, estoy haciendo algunos ajustes en mis usuales combinaciones diarias.
La primera adaptación es evitar los colores oscuros cerca de la cara. No más ropa con cuellos azul marino, gris oscuro ni negro. Para lograrlo, y aprovechando las temperaturas frescas, procuro utilizar una blusa o playera clara, cuyo cuello asome por encima de mi rigurosa sudadera o suéter (soy friolenta y qué).
Otro cambio es mandar arreglar algunas piezas de ropa que me quedan medio grandes pero que son rescatables. Me he dado cuenta de que, con el pretexto del sobrepeso, me acostumbré a usar la ropa muy aguada, incluso los zapatos. Creo que me estaba comprando zapatos medio número más grande de lo necesario, y tan dañino es usar zapatos apretados como demasiado holgados. Finalmente, estoy en plan de "shop in your closet": trayendo a la luz cosas que no estaba utilizando y dándole nuevos usos, sobre todo en cuanto a accesorios se refiere. Trabajo en casa, pero eso no quiere decir que no me pueda poner un collarcito de vez en cuando ¿verdad?.
... así que desde ahora voy a usar papos de este tipo para ir por las tortillas
En mi mente, soy fashionista y excéntrica. En la práctica, soy profundamente conservadora al vestir. Pero eso no evita que disfrute y me inspire en numerosas fuentes, desde las publicaciones como Vogue hasta los múltiples blogs de gente creativa y valerosa, quienes hacen su propia moda y se alejan de las tendencias para crear su propio estilo. Me asombro con la tremenda libertad de quienes aparecen el Style Like U, con la elegancia perdurable (y venerable) de los protagonistas de Advanced Style, y con el ingenio de mujeres como Sacramento. Aún con mis zapatotes de suela de goma y mis suéteres matapasiones, algo estoy aprendiendo de todos ellos, sobre todo, a no temerle al paso de los años ni a las limitaciones de presupuesto. Y a no tomar taaaan en serio mis rígidos conceptos de lo que es la elegancia.

noviembre 23, 2010

Ya llegó, ya está aquí

La estuve esquivando durante años con diferentes grados de éxito. Se aparecía sobre todo en las mañanas al levantarme, al mes de haberme pintado el pelo y ocasionalmente después de las actividades físicas excesivas. Pero desde hace algunas semanas se presenta a diario, sin tregua, con su apariencia cansada e insistente. Ayer la ví en forma de bolsas bajo mis ojos que ni mi nueva crema-hipercorrectora-superrefrescante-de-última-tecnología pudo borrar. ¿¿Quién es esta fantasmal presencia?? ¡¡LA EDAD!!
(Observen mi reacción ante esta revelación)


Ya no puedo escapar. Tengo algunos más que cuarenta años y se me notan. El tinte de pelo ya no me cubre por completo las canas, a menos que use un tono muy oscuro que sólo incrementa la palidez creciente de mi rostro. Ciertos colores simplemente ya no me van, sobre todo al usarlos cerca de la cara. Las ojeras están ahí desde hace años, pero ahora se complican con arruguitas y una cierta hinchazón que ayer no estaba. Después de años de bajarle el voltaje al maquillaje ahora resulta que TENGO que usar a diario algo de delineador o rímel, so pena de que mis ojos se vean tristes, tristes. Hago ejercicio y me siento muy bien, pero percibo una cierta rigidez que, de nuevo, AYER NO ESTABA AQUÍ. Yo, que abogo por la sencillez y la no-complicación, ahora tengo que hacer más y más cosas para verme medianamente presentable en el día a día.

¿Que los cuarentas son los nuevos treintas? Estoy totalmente de acuerdo, pero las ciudadanas de a pie y con recursos limitados no contamos con el tiempo ni el billete para vernos como Demi Moore. Después de todo, mi cuerpo es mi vehículo, pero no soy mi cuerpo. Entre la casa, el trabajo, la familia, la salud y la diversión, las cremas y los tratamientos pasan a segundo, tercer o cuarto término. Estas arrugas bajo mis ojos son prueba de que he reído, estas canas me hablan de mi herencia de "cabecitas blancas" en toda la familia (¿y por qué no saqué también los genes flacos y de ojos verdes?). Los cambios me dicen que la vida sigue y que estoy aquí, viviendo lo mejor que puedo. Aunque, en honor a la verdad, esta semana he tenido la fantasía de cortarme el pelo casi a rape y dejar que la naturaleza siga su curso, pues tras década y media de tintes me pregunto cómo tendré la cabellera realmente. Pero nooooo, todavía noooo. Sobre todo considerando que a pesar de que mi esposo me lleva bastantes años, apenas tiene unas cuantas canas en su cabeza el ingrato.

noviembre 18, 2010

Tiempos modernos

"¿Y a esto le llaman tecnología? Bah"
Andamos de estreno en la oficina: tenemos una nueva impresora láser. Hace un par de años (quizá menos) compramos una Epson de inyección de tinta a color, de esas que supuestamente son más económicas pues los cartuchos de colores individuales se cambian conforme se necesite. Craso error. Realmente no necesitábamos la impresión a color. Aún imprimiendo en negro, los cartuchos se gastan como si se imprimiera en color. Y necesita los 4 cartuchos con tinta para funcionar, insisto, aunque sólo se imprima en negro. El aparato salió barato, pero la continua compra de cartuchos resultó ser una sangría en la cartera.
Ayer que fuimos el jefe/consorte y yo por los dichosos cartuchos nos decidimos por comprar esta nueva impresora Brother, sólo en negro y con un toner considerablemente barato dentro de su categoría. ¡Y con capacidad de trabajar en red inalámbrica! ¡Yupi, yupi!...

Pues ni tan yupi. Al instalar la brothercita para trabajar en red nos exigió que canceláramos el Firewall durante la instalación... y resulta que nuestro superpoderoso antivirus Kaspersky (que a su vez jubiló al Norton de toda la vida que ya resultaba pesado de manejar) NO SE DEJA cancelar el Firewall. Bien por el antivirus, mal por los sueños de impresión en red.
Así que tengo la nueva adquisición conectada a mi compu con su cablecito de costumbre, sin poder configurarla como a mí me gusta (ahorro de tinta en todas las impresiones) y sin explotar al máximo sus capacidades... todavía.
Y justo ahora que traté de tomarle una foto con la webcam de la compu... ¡resulta que la webcam está "desconectada"! No veo como puede ser eso, si la camarita está integrada al monitor, no tiene cables ni nada. Okey, okey, reviso la ayuda. Nada en el manual, me manda a la ayuda online. Aparentemente tengo que bajar un nuevo controlador (driver) del sitio en internet... 
Y así ad infinitum...

La tecnología de la que disfruto en la casa y en el trabajo es maravillosa, eso no lo pongo en duda. Agradezco a todos los involucrados en su desarrollo, peeero... ¿no podrían hacer las cosas más fáciles? ¿Aunque sea un poquito?

Gracias por "escucharme", ya se me pasará el berrinche.

noviembre 16, 2010

Crepúsculo

Mi cielo rojo
Nooo. No voy a hablar de vampiros, aunque considerando que nací en sábado, que mis colmillos siempre fueron afilados hasta que un dentista tuvo a bien limarlos, que huyo del ajo en todas sus formas y que soy hija y nieta de mamás solteras, en algunas provincias europeas sí me considerarían candidata a vampiro. Por eso evito viajar por Rumania y zonas circunvecinas... pero ya me desvié del tema. De hecho, mi problema es el opuesto al de Drácula y demás vampiros clásicos: al llegar la puesta de sol lo que quiero es descansar.
Bueno, descansar, cenar, dedicarme a actividades lúdicas, dormir... el chillaxing en pleno. Mis neuronas se niegan a trabajar de noche, por lo tanto siempre fue para mí un suplicio el tener que estudiar o hacer trabajos de la escuela hasta la madrugada, o como me pasaba en cierta empresa para la que laboré,  tener que trabajar noches enteras para presentar propuestas en las licitaciones del gobierno, de las cuales yo solía terminar mi parte a una hora decente pero debía esperar a que toooodos los demás terminaran para armar las carpetas, las cuales solían quedar listas hasta las 8 o 9 de la mañana del siguiente día. Porque en efecto, hay gente que funciona mejor de noche y bajo presión, así que varios de mis compañeros empezaban a hacer las partes que les correspondían a eso de las 4 o 5 de la tarde del día anterior a la presentación del concurso. Grrrrr.

En mi no muy lejana adolescencia (ajá) hice mi primer viaje al extranjero: un intercambio estudiantil en Canadá, tres semanas durante el verano. La primera noche que pasé allá me impactó ver luz solar hasta las 8 pm, con un persistente halo de iluminación en el horizonte hasta pasadas las 9. Sorprendente. Durante mi niñez la noche empezaba del todo a las 7 pm, con una oscuridad ya notable y las caricaturas de la Pantera Rosa en la tele.
Hace pocos años visité el sur de España durante la primavera y también disfruté y me maravillé con los laaargos días, que se prolongan desde antes de las 6 am hasta las 9 pm o un poco más. Nunca he tomado siesta, pero durante esas dos semanas sí fue una necesidad, para aguantar el trajín de horas y horas de luz  y actividades.
¿Alguien se acuerda hace cuantos años que empezamos a usar en México el horario de verano? Aunque mucha gente se queja hasta la fecha de tener que salir a oscuras de la casa, para mí fue una bendición. Realmente al principio no sentí el cambio por las mañanas, ya que siempre había salido muy temprano mi hogar para ir a la escuela o al trabajo, pero las tardes de prolongada luz solar me encantan hasta ahora. Me siento más segura en la calle mientras hay "luz de Dios", como decía mi abue. Además, siento que soy más productiva entre más iluminación natural tenga, por lo que sigo trabajando hasta que la noche cae del todo.

Según yo éste, el horario de invierno, es el horario habitual que solíamos tener antes del cambio. Lo malo es que con los meses de ocasos tardíos que tanto disfruto esto de ver ponerse el sol a las 6 ya no me gusta. Vivo en una zona montañosa, así que la puesta de sol nos llega un poco antes que al valle. Desde las 4:30 la luz empieza a enfriarse, a las 5:30 ya siento llegar el crepúsculo y a las 6 ya me perdieron. Estoy levantándome más temprano para compensar mi incapacidad laboral nocturna y tengo que hacer más ejercicio para contrarrestar el hambre loca que me está atacando este otoño. Como decía mi amá, si así estoy ahorita ¿qué voy a hacer en invierno?

noviembre 09, 2010

Ni princesa ni esclava

Sin contar el mágico mundo de Disney, en la vida real tenemos varios tipos de princesas. Las hay por nacimiento:
La princesa Magdalena y la reina Silvia de Suecia
Las hay por matrimonio:
La princesa Mary y el príncipe Federico de Dinamarca

Y las hay porque se les hincha su regalada gana:
Perdón por la mala calidad de la foto, pero juro que la chica trae una tiara en la cabeza
Les presento a Erica, gringuita plebeya de 27 años (aunque parece de 35 gracias al botox, los implantes y las extensiones) que se autonombra "princesa". Hace poco la ví en un programa de TV de esos de desarrollo humano/autoayuda, donde el conductor del programa trataba de hacerla entrar en razón para que a) deje de vivir a costa de sus papás, gastando como loca, b) busque una carrera de verdad y no solo aspire a ser protagonista de su propio "reality show" y c) ¡deje de usar sus ridículas tiaras! La pobre mujer es patética, pero pronto me dí cuenta de que simplemente está actuando en un papel que ella misma (ayudada por su mamá) se ha impuesto, dado que no parece tener ningún otro talento en particular.

Lo que encuentro grave es que esa obsesión por las princesas ya no se limita a las lectoras fieles del "Hola" y a las niñas de 8 años, sino que se está propagando entre mujeres ya bastante mayorcitas. He oído y leído a jóvenes entre 25 y 30 años llamarse entre sí "princesas", e incluso a mujeres ya más cercanas a los 40 años, aunque no los aparenten. Mujeres profesionistas, muy estudiosas y trabajadoras, solteras y en pocos casos divorciadas, que toman como bandera un título nobiliario para sentirse dignas de reverencias y halagos. Reverencias y halagos que se hacen entre ellas mismas, porque más allá de su círculo de princesitas artificiales ni quién las pele...
Otro caso son las chicas que sufren de anorexia y bulimia. Algunas se unen a una subcultura donde también se autonombran princesas y tratan (sin éxito) de lograr metas descabelladas en cuanto a su físico y sus logros escolares, amorosos o sociales... "Porque somos princesas y las princesas son perfectas". Incluso en la tumba.

Insisto, o se es "princesa" porque los papás son "reyes" (en cuyo caso hay el compromiso de tomar el papel de "reina" cuando sea necesario, con todas las responsabilidades que eso implica), o casándose con un "príncipe". Siempre a la sombra de un poder mayor, siempre tratando de hacerce merecedora a los honores, siempre infantilizada en una medida. En todo caso, supongo que estas mujeres modernas que se cargan con el título a ultranza tienen la fantasía de que alguien las cuida, de que alguien más las va a rescatar cuando estén en peligro y de que ese alguien las va a seguir cuidando por el resto de sus días.
Probablemente lo hagan como una broma, pero cuando una mujer de más de 30 años le dice a otra "¡hola princesaaaa!" no me parece nada lindo.

noviembre 02, 2010

Panaceas de vinil

Desde hace un par de meses algunos de mis compañeros de gimnasio empezaron a lucir este tipo de pulseras:

Aparición gratuita e innecesaria de Boris

Son unas pulseras plásticas que contienen un holograma el cual, según afirman los fabricantes, al mantenerlo cerca de ciertos puntos del cuerpo relacionados con los meridianos que se usan para los tratamientos de acupuntura, ayudan a mejorar el equilibrio, la elasticidad y la oxigenación durante el ejercicio. Sí, seguramente ya han visto ustedes los anuncios en la televisión de otro producto similar. En el caso de esta marca en particular, Mojo FutureTech, no promueven el hecho de que la gente “ya no se enferma” al usarlas, sino simplemente como una ayuda al hacer deporte.

Y ahí vamos muchos deportistas de fin de semana a comprarnos la dichosa pulserita... El hecho es que hice las pruebas que aparecen en el sitio de internet y se las apliqué a mi esposo, y cuando menos para el equilibrio sí parece tener un efecto. ¿Será simplemente un “efecto placebo”? Ya veremos, por lo pronto he notado que mi frecuencia cardiaca se mantiene más baja durante el ejercicio (los aparatos en el gimnasio tienen medidores integrados) y he aguantado razonablemente bien unas sesiones de natación más fuertes que de costumbre.
La función del chunchito holográfico no me queda muy clara, pero en lo personal me he beneficiado de los efectos de la acupuntura en otros casos, así que estoy dispuesta a probar este producto que, para muchos, puede ser una tomada de pelo más.

(Lo anterior lo escribí la semana pasada) Actualización: Pues sí, al hacer mi ejecicio de cardio en las caminadoras y elípticas del gimnasio he podido aumentar la velocidad sin que me sienta morir. De hecho, debo aumentar la velocidad, ya que mi ritmo cardíaco sigue en niveles relativamente bajos al ejercitarme (eso es bueno) y debo aumentarlo hasta cierto punto para maximizar el efecto del ejercicio, cosa que no hacía desde hace tiempo porque llegaba al ritmo óptimo al aplicar menos velocidad. ¿Efecto de la pulsera? Pero, por otra parte, al nadar aún estoy tan torpe como siempre. Mis sesiones de nado han sido más prolongadas, pero más por el hecho de que mi instructor ahora sí me está tronando el látigo para que nade más, y no porque me sienta como sirena. Sigo observándome y observando la pulserita, nada está dicho todavía.
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